Desde que los Saints tomaron a Mark Ingram en el draft Reggie Bush se veía fuera de New Orleans. Hoy esa visión es una realidad con su traspaso a los Miami Dolphins, y en estos momentos empieza el verdadero reto para Bush.
Cuando estuvo en New Orleans era fácil esconder el hecho de que Bush no estaba produciendo al nivel esperado. Con Drew Brees y compañía la ofensiva de los Saints avanzaba con o sin Reggie Bush. Entonces no era notorio que su producción iba bajando año con año. Es más, Reggie Bush nunca fue esencial en el ataque terrestre, así que se podía dar el lujo de ser el jugador "de tercer down": entrar cuando hacían falta varias yardas, cuando se intentaba algo distinto a la ofensiva o en situaciones de anotación.
Todo eso no se podrá repetir en Miami.
De entrada los Dolphins no tienen a Drew Brees (que ni siquiera vale la pena recordar que podrían haberlo tenido, ¿verdad?), y todo apunta a que su QB será Kyle Orton, así que no tendrá el mismo apoyo en la posición de QB.
Y luego está el tema de la posición de RB.
Los Dolphins tienen contemplado dejar ir a Ricky Williams y buscar retener a Ronnie Brown en la agencia libre. Esto significa que podríamos tener una situación donde Brown y Bush compartan el backfield, pero solamente si los Dolphins consiguen recontratar a Ronnie Brown. Si por alguna razón las cosas no funcionan entonces será Bush el que tenga que cargar con el peso de la ofensiva.
Y eso será algo nuevo para él. Y muy complicado.
Así que habrá que analizar qué tan buena fue la transacción por Bush. Pero eso solo lo podremos hacer hasta que la temporada termine y los números nos puedan decir algo.
De momento luce como un movimiento riesgoso, nada más.
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