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viernes, 26 de abril de 2019

La llegada de Kyler Murray hace evidentes las malas decisiones de los Cardinals en el 2018


Si los Cardinals terminan cambiando a Josh Rosen (que parece lo harán muy pronto) entonces toda la inversión que se hizo el año pasado habrá quedado en un experimento de una temporada. Uno muy malo, por cierto.


Antes de empezar la temporada 2018 firmaron a Sam Bradford por 16 millones de dólares y a Mike Glennon por otros cinco. Y luego mandaron sus selecciones de primera, tercera y quinta ronda para subir en la primera ronda para tomar a Josh Rosen.

Entonces, en el 2018 los Cardinals gastaron 21 millones de dólares y 3 selecciones de Draft en la posición de QB. Y para empezar el 2019 usaron otra selección de Draft (la primera global, ni más ni menos) para elegir a Kyler Murray porque quieren volver a empezar con el proceso.

Se puede decir (con mucha razón) que la decisión de firmar a Bradford y Glennon fue mala desde el inicio, por lo que es justificado que los dos ya no estén en el equipo. Pero también se debe decir que lo que será más difícil de justificar es el haber desperdiciado tres selecciones de Draft en un jugador que solamente estuvo un año.

Y aquí el responsable no será Kliff Kingsbury, que viene llegando. El que llevará la culpa es Steve Keim, gerente general del equipo. Si Murray no es la solución entonces los Cardinals buscarán alguien que tome la siguiente decisión en lugar de Keim.

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