Ahora que está de moda el tema "Donald Trump vs la NFL" es un buen momento para recordar los orígenes de esa rivalidad. Porque, hay que decirlo, este problema viene de más de 30 años atrás.
Todo comenzó con la creación de la USFL (United States Football League), una liga que surgió con la intención de competir con la NFL, solo que de forma indirecta. Esa liga, que fue idea de David Dixon, comerciante de antigüedades de New Orleans, comenzó a organizarse desde 1980 y tuvo su primera temporada en 1983. Dixon, que ayudó en 1965 a la creación de los New Orleans Saints, estaba convencido de que el football podía ser un deporte de primavera y verano, por lo que trabajó a principios de los años 80 en la creación de una liga para esa época del año.
En 1983 la USFL tuvo su primera temporada, y desde ese año hasta 1985 las cosas funcionaron más o menos bien para la liga. Había jugadores importantes en los distintos equipos, tres ganadores del trofeo Heisman firmaron con la USFL en lugar de la NFL, algunas estrellas emigraron a la nueva liga y se estaba generando interés en esta opción de verano.
¿Dónde entra Trump en esto? Fácil: en 1983, al terminar la temporada inaugural, los dueños de los New Jersey Generals, J. Walter Duncan y Chuck Fairbanks (que era además gerente general y head coach), decidieron vender sus acciones del equipo al magnate. Trump se hizo el dueño de los Generals y comenzó a comprar estrellas de la NFL para añadirle talento a su equipo. Varios jugadores llegaron, y lógicamente los Generals sobrepasaron el tope salarial sugerido por la liga para esos años de inicio.
Al terminar la temporada 1985, Trump comenzó a promover la idea de mover el calendario de la liga del verano al otoño, esto para competir directamente con la NFL. Algunos dueños apoyaron la idea de Trump, ya que el magnate les había ofrecido que si se movían al otoño lo más probable es que la NFL tuviera que absorber a la nueva liga, lo que aumentaria el valor de sus franquicias (que hasta ese momento seguían perdiendo dinero).
Cuando se hizo el anuncio el grupo de dueños de la USFL demandó a la NFL por monopolio, movimiento que también fue sugerido por Trump para "forzar la mano" de la NFL. En la visión de Trump, solamente había dos posibles resultados: o la USFL ganaba la demanda de 567 millones por daños (que podría triplicarse a 1.7 billones si además se añadia el cargo de monopolio), o la NFL decidia organizar un acuerdo con la USFL para absorber a los equipos y así los dueños de las franquicias recuperarian su inversión.
El problema es que la USFL ganó la demanda, pero el jurado no aceptó las exigencias económicas de la USFL. De hecho se decidió que el pago que la NFL tenía que hacer era de 1 dólar, cifra que fue triplicada a 3 dólares por los cargos de monopolio. Eso fue un golpe letal para los dueños de la USFL, que decidieron cancelar la temporada 1986 y un año después anunciaron la desintegración de la liga.
Esta "derrota" dejó una marca en Trump contra la NFL. Y ese rencor no se vio reducido cuando, en el 2014, Trump trató de comprar a los Buffalo Bills tras la muerte de Ralph Wilson. Se dice que los dueños de la liga se inclinaron en favor de apoyar la propuesta de Terry Pegula porque había una historia negativa entre Trump y la NFL por la demanda en los años de la USFL.
Así que la rivalidad Trump/NFL no es nueva. Y por eso no debe sorprender que el actual presidente de los Estados Unidos esté tan en contra de las manifestaciones que se hacen en esta liga.
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