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domingo, 29 de enero de 2017

A pesar de todo, no hay señales de que el Pro Bowl vaya a desaparecer pronto


La NFL ha tratado de generar más interés en el Pro Bowl pasando el juego de un ciudad a otra, cambiando la forma de armar los equipos y ahora regresando la "competencia de habilidades", pero al parecer nada ha funcionado: el juego sigue siendo irrelevante para los aficionados. Aunque eso sí, sigue generando dinero.


El Pro Bowl de este año tuvo una buena venta de boletos, y año con año el rating del partido en televisión es decente. Mientras eso siga pasando la NFL seguirá con el juego, sin importar el nivel que se presente en el campo.

Lo más llamativo es que los jugadores siguen en una postura dual con este juego: muchos toman la invitación bien y asisten, otros simplemente aprovechan la designación para cobrar un bono en su contrato y luego declinan asistir al evento como tal. Para otros ha sido fuente de problemas, por ejemplo Tyler Eifert, que se lesionó el tobillo en el Pro Bowl pasado y acarreó esos problemas hasta esta temporada. Por eso muchos jugadores (Aaron Rodgers este año, por ejemplo) deciden no participar, lo que eventualmente termina por modificar severamente los rosters que se habían anunciado al principio.

Por ejemplo, los QBs de la NFC: este año los elegidos fueron Matt Ryan, Aaron Rodgers y Dak Prescott. Ryan, por ir al Super Bowl, no puede participar, y Rodgers declinó asistir. Eso dejó a Prescott como el único QB "original" en llegar a Orlando, y estará acompañado de Kirk Cousins y Drew Brees. Cierto, Cousins y Brees tuvieron buenos años, pero no eran Pro Bowlers "originales".

Sea como sea, la NFL no tiene motivos para desaparecer el juego, que ahora funciona como "entremés" en la semana previa al Super Bowl.

Un entremés que, cabe mencionar, no satisface a nadie. Excepto a la cartera de la liga.

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