El Fiesta Bowl será un partido entre un equipo acostumbrado a los grandes escenarios y otro que está logrando la culminación de un sueño. Oklahoma no puede creer que les esté tocando vivir todo esto otra vez, y por eso esperan que las cosas no se repitan.
Connecticut está alcanzando su primera aparición en un tazón del BCS, y su rival en turno ya tiene una amarga experiencia enfrentando a una escuadra de reciente éxito.
UConn (8-4) comenzó a jugar en el Big East hasta el 2004, esto a pesar de que habían aceptado la invitación desde 1997. Desde ese año han estado logrando apariciones en tazones, y el Fiesta Bowl de hoy será su cuarto tazón consecutivo.
"Llegar a donde estamos en siete años en el Big East y 12 desde que llegué es destacado," dijo Randy Edsall, coach de los Huskies. "Es algo que soñé cuando llegué aquí y que quería hacer realidad."
Las preguntas sobre UConn comienzan con el nivel de este equipo. Los Huskies juegan en el Big East, conferencia que es parte de las "seis grandes", por lo que tienen asegurado un boleto al BCS si ganan su conferencia, pero ningún equipo del Big East ha llegado a la final nacional desde que Miami y Virginia Tech abandonaron este grupo para irse a la ACC. Que UConn esté rankeado en el lugar 26 de las votaciones tampoco ayuda.
Oklahoma (11-2) está del otro lado de la moneda, llegando a su décimo segundo tazón consecutivo bajo el mando de Bob Stoops, y su número 44 en la historia. Los Sooners tienen 25 triunfos en tazones y estarán jugando su octavo tazón del BCS, lo que es la segunda mejor marca hasta el momento (Ohio State tiene nueve).
El problema, como ya hemos dicho, es que los Sooners tienen problemas enfrentando a equipos como UConn.
Oklahoma ha perdido 5 tazones del BCS consecutivos desde el 2003, incluidas derrotas en 2007 y 2008 contra Boise State y West Virginia, equipos que eran considerados como "débiles" contra los Sooners.
La defensiva de Oklahoma tratará de evitar el ataque terrestre de los Huskies, por lo que seguramente Zach Frazer tendrá que levantar la mano por UConn. El QB de último año tiene apenas 1,202 yardas en el año (intentó 222 pases, 52.7% de completos), así que seguramente los Sooners buscarán que toda la presión sea para él.
Landry Jones, su contraparte en Oklahoma, puede hacer que la necesidad de pasar en UConn sea mayor.
Jones lanzó 4,289 yardas y 35 TDs para dirigir a la cuarta mejor ofensiva de la NCAA por pase (336.8 por encuentro) y décimo tercera total (478.1). Los Sooners además promedian 36.4 puntos por encuentro (17 de la NCAA). El objetivo principal de Jones es Ryan Broyles, que tuvo 118 recepciones para 1,452 yardas y 13 TDs.
El balance ofensivo de Oklahoma lo aporta DeMarco Murray, que tuvo 1,121 yardas terrestres y 14 TDs, además de 595 yardas y 5 TDs en 69 recepciones.
Este será el primer duelo entre estas dos universidades. Este será el quinto Fiesta Bowl para Oklahoma (marca de 1-3) y tercero en cinco años.
El pronóstico de Formación Escopeta: Oklahoma 31-17 UConn
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