La Alliance of American Football tiene como una de sus prioridades proveer de muchos datos, tanto que le pusieron unos chips a los balones para medir la velocidad de la trayectoria que siguen cuando los lanzan o patean. El problema es que esos chips no permiten que los balones sean regalados a los fans.
Y a Trent Richardson le costó ese detalle.
Resulta que Richardson anotó dos veces en el primer partido del Birmingham Iron, y en su segunda anotación azotó el balón con tanta fuerza que el ovoide botó y cayó en las gradas.
Ante ese hecho y tras algo de discusión Richardson fue castigado con 15 yardas.
El problema es simple: la AAF apenas está empezando operaciones y no pueden gastar de manera excesiva, por lo que los balones se cuidan. El tema es que los chips son costosos, por lo que no es posible regalar los balones a los fans.
Ese hecho fue lo que le costó las 15 yardas a Richardson y el Iron. Y seguramente será un tema de conversación en el futuro inmediato de la AAF.
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