La última vez que vimos a Ndamukong Suh en un campo de NFL fue durante el Super Bowl LVII hace dos años y medio, pero de manera oficial su retiro llegó hasta ahora, y en una fecha muy emocional para él.
Suh hizo oficial su retiro de la NFL el día del primer aniversario luctuoso de su padre.
"Es el día en el que le dije adiós a mi padre, el hombre que me crió, que me dio forma, que me retó, que creyó en mi antes de que yo creyera en mi mismo. No solamente era mi papá. Era mi ídolo, mi coach y mi ancla. Me enseñó lo que es ser disciplinado, enfocado, no rendirme en todo lo que hago. Cada snap de football que jugué llevaba sus huellas. Cada vez que me alineaba frente alguien, podía oir su voz empujándome, recordándome que no solamente me representaba a mi mismo. Lo representaba a él, a mi familia, mi apellido. Antes de partir, me dio un último consejo, 'Es hora de dejar ir el football. Has hecho todo lo que tenías planeado hacer. Ahora es momento del siguiente capítulo'." escribió Suh en sus redes sociales.
Tras ser uno de los tackles defensivos más dominantes en la historia del football colegial, Suh llegó a los Detroit Lions como la segunda selección global del Draft 2010. Como novato tuvo un impacto inmediato, siendo llamado al equipo All-Pro y recibiendo el premio al Novato Defensivo del Año. Tras dos nominaciones más al equipo All-Pro dejó Detroit para ir a Miami, donde se volvió el defensivo mejor pagado de la historia (en aquel momento). Estuvo con los Dolphins tres años y luego pasó por Rams y Buccaneers antes de cerrar su carrera en Philadelphia.
Curiosamente llegó al Super Bowl con cada uno de sus tres últimos equipos, algo poco común en la NFL. Los únicos jugadores que han jugado en el Super Bowl con tres equipos diferentes son Rod Woodson (Steelers, Ravens y Raiders), Bill Romanowski (49ers, Broncos y Raiders), Preston Pearson (Colts, Steelers y Cowboys), Harry Swayne (Chargers, Broncos y Ravens) y Joe Jurevicius (Giants, Buccaneers y Seahawks).
Considerado como uno de los jugadores más temidos y físicos de su era, Suh también era catalogado como uno de los más sucios. Era sumamente frecuente que fuera multado y/o suspendido por tirar golpes, y aunque eso manchó un poco su reputación también sirvió para volverlo uno de los últimos jugadores que vivieron el football "a la vieja escuela", siendo un poco menos educado y mucho más agresivo.
"Es el día en el que le dije adiós a mi padre, el hombre que me crió, que me dio forma, que me retó, que creyó en mi antes de que yo creyera en mi mismo. No solamente era mi papá. Era mi ídolo, mi coach y mi ancla. Me enseñó lo que es ser disciplinado, enfocado, no rendirme en todo lo que hago. Cada snap de football que jugué llevaba sus huellas. Cada vez que me alineaba frente alguien, podía oir su voz empujándome, recordándome que no solamente me representaba a mi mismo. Lo representaba a él, a mi familia, mi apellido. Antes de partir, me dio un último consejo, 'Es hora de dejar ir el football. Has hecho todo lo que tenías planeado hacer. Ahora es momento del siguiente capítulo'." escribió Suh en sus redes sociales.
Tras ser uno de los tackles defensivos más dominantes en la historia del football colegial, Suh llegó a los Detroit Lions como la segunda selección global del Draft 2010. Como novato tuvo un impacto inmediato, siendo llamado al equipo All-Pro y recibiendo el premio al Novato Defensivo del Año. Tras dos nominaciones más al equipo All-Pro dejó Detroit para ir a Miami, donde se volvió el defensivo mejor pagado de la historia (en aquel momento). Estuvo con los Dolphins tres años y luego pasó por Rams y Buccaneers antes de cerrar su carrera en Philadelphia.
Curiosamente llegó al Super Bowl con cada uno de sus tres últimos equipos, algo poco común en la NFL. Los únicos jugadores que han jugado en el Super Bowl con tres equipos diferentes son Rod Woodson (Steelers, Ravens y Raiders), Bill Romanowski (49ers, Broncos y Raiders), Preston Pearson (Colts, Steelers y Cowboys), Harry Swayne (Chargers, Broncos y Ravens) y Joe Jurevicius (Giants, Buccaneers y Seahawks).
Considerado como uno de los jugadores más temidos y físicos de su era, Suh también era catalogado como uno de los más sucios. Era sumamente frecuente que fuera multado y/o suspendido por tirar golpes, y aunque eso manchó un poco su reputación también sirvió para volverlo uno de los últimos jugadores que vivieron el football "a la vieja escuela", siendo un poco menos educado y mucho más agresivo.
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