En un fin de semana altamente cargado de manifestaciones y comunicados, Jerry Richardson de los Panthers fue uno de los últimos dueños de la NFL en hablar sobre las declaraciones de Donald Trump. Y los jugadores tienen sus preocupaciones al respecto.
Según reporta el Charlotte Observer, Richardson se va a reunir hoy con un grupo de jugadores porque ellos tienen la sensación de que no hay un ambiente de libre expresión en el equipo, al punto de que temen que haya repercusiones si se manifiestan.
De hecho el único que se expresó de manera fuerte el domingo fue Julius Peppers, que decidió quedarse en el locker durante el himno. Pepper declaró después que Trump había "atacado a mis hermanos de la liga" llamándolos "hijos de perra" por arrodillarse durante el himno.
El comunicado de prensa de Richardson fue de los menos directos, limitándose a decir que "Politizar el juego es dañino y le quita el foco a la grandeza del deporte mismo y a los que lo han jugado."
Ron Rivera, head coach del equipo, siempre ha sido muy claro en que él espera que sus jugadores se pongan de pie y saluden durante el himno, lo cual es comprensible porque Rivera tiene un historial militar. Eso sí, Rivera habló con sus jugadores en la junta del lunes. Y como Peppers fue claro en su protesta, Rivera tenía que hablar del tema.
"Creo que estaba buscando la forma de hacer lo correcto. Creo que estaba tratando de asegurarse de que todos entendieran que tiene mucho respeto por lo que la bandera representa y por el personal del ejército" dijo Rivera de Peppers.
Es muy probable que Richardson sea uno de los dueños más cercanos a la postura de Trump, en gran parte porque Charlotte es un ciudad altamente conservadora, y eso es algo que eventualmente puede generar problemas para la organización, sobre todo si las protestas de los jugadores siguen.
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